Vino la niebla del mar, se abalanzó sobre la ciudad y por un momento no hubo nada más que aire blanco, muy blanco y espeso. Santander escuchó los aplausos del público tras el telón de nubes.
De los imposibles pasados
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En aquella tarde lluviosa de domingo, como no podía ser de otra manera, con
la primavera a la vuelta de la esquina, rezagada en la nube continua y el
cansa...
Hace 5 semanas